Sonriendo
Amanezco con el siglo, pero la suma de todos los que he sido aún siente el abrigo de aquellas mediecitas blancas.
La casa esta llena de sonrisas y juguetes regados, monto mi alegría en sus pequeños carros y los llevo a pasear entre mis sueños, la ventana de aquel autobús amarillo no ha parado de mostrarme una ciudad que despierta.
Le acompaño al colegio me sonríe y me entrega su manito suave, las figuras de colores vivos, el olor a crayones, el sonido de las aulas vecinas, los dibujos colgados en las carteleras me saludan e impregnan de aquel olor a tiza en mis mañanas de pupitres de papel y lápiz, de mi curiosidad revisando el resto de aquel sacapuntas y de todos los olores que edificaron mi colegio.
La tarde se pierde en el parque, le veo correr, saltar y sonreír, el columpio se entretiene meciéndolo y yo aún me deslizo entre el tobogán de colores que se anidó en mi niñez.
Corre sonriendo tras su pelota de fútbol y entonces recuerdo que aún no le quitado el polvo a los zapatos de goma que utilicé aquella tarde del recreo.
Celebro sus dientes de leche y en cada cepillada sigo realizando la rutina mental de repetir la dirección correcta.
Le enseño la misma canción que a pesar de mis filias y mis fobias no he parado de tararear, otra vez sonríe.
Esta ahí frente a su piñata anaranjada, sonriendo, mientras sacudo los papelillos que no han terminado de caer desde la noche tan preciosa en la cual una luna plateada brilló su luz para que nos llenáramos los bolsillos de caramelos en el patio de mis vecinos.
Hoy cumple dos años y sonríe. Voy y vuelvo y él sigue sonriendo.
Feliz cumpleaños hijo. Te Amo.
La casa esta llena de sonrisas y juguetes regados, monto mi alegría en sus pequeños carros y los llevo a pasear entre mis sueños, la ventana de aquel autobús amarillo no ha parado de mostrarme una ciudad que despierta.
Le acompaño al colegio me sonríe y me entrega su manito suave, las figuras de colores vivos, el olor a crayones, el sonido de las aulas vecinas, los dibujos colgados en las carteleras me saludan e impregnan de aquel olor a tiza en mis mañanas de pupitres de papel y lápiz, de mi curiosidad revisando el resto de aquel sacapuntas y de todos los olores que edificaron mi colegio.
La tarde se pierde en el parque, le veo correr, saltar y sonreír, el columpio se entretiene meciéndolo y yo aún me deslizo entre el tobogán de colores que se anidó en mi niñez.
Corre sonriendo tras su pelota de fútbol y entonces recuerdo que aún no le quitado el polvo a los zapatos de goma que utilicé aquella tarde del recreo.
Celebro sus dientes de leche y en cada cepillada sigo realizando la rutina mental de repetir la dirección correcta.
Le enseño la misma canción que a pesar de mis filias y mis fobias no he parado de tararear, otra vez sonríe.
Esta ahí frente a su piñata anaranjada, sonriendo, mientras sacudo los papelillos que no han terminado de caer desde la noche tan preciosa en la cual una luna plateada brilló su luz para que nos llenáramos los bolsillos de caramelos en el patio de mis vecinos.
Hoy cumple dos años y sonríe. Voy y vuelvo y él sigue sonriendo.
Feliz cumpleaños hijo. Te Amo.
4 comentarios
luna -
infelix -
carito -
Igvir -